La salud, el crecimiento y la productividad de las terneras
recaen fuertemente en la nutrición y prácticas de manejo alimenticio. Cada
ternera que nace en la finca representa una oportunidad para mantener o
incrementar el tamaño del hato, para mejorarlo genéticamente o para aumentar el
ingreso económico. El objetivo de criar terneras desde el nacimiento hasta el
destete es optimizar el crecimiento y reducir los problemas de salud. Para
lograrlo, es necesario entender su sistema digestivo y conocer las opciones
alimenticias que permitan llenar sus necesidades nutricionales (Heinrichs y
Jones, 2003).
Las terneras presentan al nacimiento una particularidad
importante: son física y funcionalmente diferentes a un animal adulto con
respecto a su sistema gastrointestinal. Esto se refiere a que presentan las
características anatómicas que distinguen a un rumiante de un monogástrico, es
decir el retículo, el rumen y el omaso en un estado subdesarrollado, la presencia
de la gotera esofágica y un abomaso con un estado enzimático desarrollado. Esto
hace al rumiante recién nacido funcionar como un monogástrico, subsistiendo con
dietas basadas en leche (Davis y Drackly, 1988; Kellems y Church, 1988).
Al nacimiento, el abomaso es el compartimiento predominante,
constituyendo cerca del 60% del tamaño relativo del estómago. Sin embargo, en
un animal adulto, representa solamente entre 7 y 8%.
El rumen de las terneras debe sufrir una serie de cambios
anatómicos y fisiológicos para poder digerir alimentos con altos contenidos de
fibra, como los pastos y forrajes. El adecuado desarrollo de este
compartimiento es esencial para un crecimiento saludable y un subsiguiente
desarrollo productivo.
Inicialmente se pensaba que el consumo de forraje era
esencial para el desarrollo del retículo-rumen, pero luego se descubrió que el
alimento seco producía un mayor estímulo, especialmente aquel con un alto
potencial de fermentación que conlleva al desarrollo más rápido de los tejidos
de los pre-estómagos. Diversos estudios han demostrado que las terneras
alimentadas únicamente con dietas líquidas exhiben un desarrollo anormal de los pre-estómagos. A pesar de que se observa algún desarrollo, las paredes se
vuelven delgadas y el desarrollo papilar se ve retardado (Tamate y otros,
1962). Por su parte, los alimentos balanceados (concentrados) son digeridos y
convertidos a ácido acético, propiónico y butírico que son ácidos grasos
volátiles que resultan de la fermentación microbial de los carbohidratos y
proteínas en el rumen. El estímulo principal para el desarrollo de las papilas
es particularmente el ácido butírico y el ácido propiónico (Flatt, 1958; Tamate
y otros, 1962). Su metabolismo provee la energía para el crecimiento del tejido
epitelial y para las contracciones musculares. Además, tienen un efecto directo
sobre la proliferación y diferenciación de las células epiteliales
gastrointestinales.
En términos generales, se puede decir que el alimento
balanceado hace la diferencia. Es decir, la clave para un desarrollo rápido y
funcional del rumen a tiempo para el destete es ofrecer grano a las terneras en
una edad muy temprana. Esto da la oportunidad para el desarrollo máximo de las
papilas y pared del rumen. Sin embargo, terneras que se alimentan con
iniciadores finamente molidos, desarrollan queratinización de las papilas, lo
cual no ocurre con las alimentadas a base de iniciadores texturizados (no tan
finos) (Greenwood y otros, 1997). La queratinización de las papilas
(paraqueratosis) es un recubrimiento del tejido epitelial con una capa
endurecida de queratina, debido a la inhabilidad de la dieta de remover las
células epiteliales que se van muriendo (Bull y otros, 1965; Hinders y Owen,
1965). La paraqueratosis crea una barrera física, que disminuye el área de
absorción y por ende la asimilación de ácidos grasos volátiles, reduciendo el
flujo de sangre hacia el tejido epitelial, la motilidad del rumen, que causa
una degeneración de las papilas (Anderson y otros, 1982; Nocek y otros, 1984;
Beharka y otros, 1998).
Recomendaciones para un desarrollo adecuado del rumen:
- Suministre calostro a las terneras durante la primera hora
de vida. De acuerdo con Heinrichs y Jones (2003), las terneras deben recibir de
2 a 3 litros de calostro puro, lo antes posible, después del nacimiento y una
cantidad similar en un período de 8 horas. Lo más recomendable es alimentar con
chupón, ya que un gran porcentaje de las terneras a las que se les permite
mamar directamente de la vaca, no consumen suficiente calostro.
- Alimente cantidades moderadas de leche o reemplazador a
razón de 10% del peso corporal y continúe con esta recomendación hasta el
destete.
- Independientemente de que las terneras estén consumiendo
leche o reemplazador, suministre agua fresca a libre consumo a partir del
tercer día de edad.
- Suministre alimento balanceado (concentrado iniciador) en
pequeñas cantidades a partir del tercer día de edad. Asegúrese de que el
alimento sea palatable y que siempre esté fresco. El destete debe darse cuando
el consumo de iniciador por parte de las terneras haya alcanzado 0.75- 1.00 kg
por día y se mantenga así durante al menos 4 días consecutivos. Un aspecto
importante a considerar con respecto al iniciador es que su textura afecta el
desarrollo de las papilas.
- De tomar en cuenta estas consideraciones, las terneras se
podrían destetar a edades más tempranas (4-6 semanas). Recuerde que el destete
de las terneras debe basarse en el adecuado desarrollo del rumen y no en la
edad del animal.
- Después del destete, continúe alimentando con iniciador
hasta que los animales estén consumiendo de 2,2 a 2,7 kg, por día. Una vez
alcanzada esa cantidad, aumente el forraje a libre consumo. Para este tiempo,
las terneras tendrán un rumen bien desarrollado y serán capaces de utilizar los
forrajes y concentrados eficientemente.
- Estas recomendaciones permiten reemplazar la leche por el
alimento balanceado y reducir el costo por mano de obra. Sin embargo, su
rentabilidad dependerá del costo del alimento. Por lo tanto, asegúrese de llevar
registros adecuados y hacer el análisis económico que le permita identificar el
sistema más adecuado que, a su vez, le genere la mayor rentabilidad.
FUENTE: Elizondo Salazar, J. 2006. Desarrollo del rumen en
terneras de leche.
Análisis de Cruz Alcides Alvarado Guerra.
Imagen de Cruz Alcides Alvarado Guerra.