Tipos de lípidos
Las dietas que comúnmente consumen las vacas lecheras
contienen entre 2 y 4% de lípidos. Sin embargo, estos son una parte importante
de la misma ya que contribuyen directamente con aproximadamente el 50% de la
grasa butirosa de la leche, siendo además el componente con mayor densidad
energética de la ración. La concentración de lípidos es relativamente baja en
forrajes, variando entre 4 y 9%, siendo alta en otros tipos de alimentos como
las semillas de oleaginosas donde puede superar el 20% (semillas de algodón,
soja, etc.). La forma en que se presentan los lípidos en los alimentos son las
siguientes:
-Triglicéridos: se encuentran principalmente en los granos
de los cereales, semillas de oleaginosas y en grasas animales.
-Glicolípidos: se encuentran principalmente en los forrajes
(gramíneas y leguminosas). Estos tienen una estructura semejante a los
triglicéridos, a excepción que uno de los tres ácidos grasos ha sido
reemplazado por un hidrato de carbono (azúcar simple), usualmente galactosa.
Cuando uno de los ácidos grasos es reemplazado por un
fosfato, unido a otra estructura compleja, este lípido es conocido como
fosfolípido. Los fosfolípidos se encuentran en muy baja concentración en los
alimentos suministrados a los rumiantes, pero se encuentran en alta
concentración en las bacterias ruminales.
Hidrólisis e hidrogenación de los lípidos en el rumen.
En el rumen la mayoría de los lípidos son hidrolizados. La
unión entre el glicerol y el ácido graso se rompen, dando origen al glicerol y
a tres ácidos grasos. El glicerol es rápidamente fermentado, generándose un
ácido graso volátil (propiónico, 3 átomos de carbono). Algunos de los ácidos
grasos son utilizados por las bacterias para sintetizar fosfolípidos, necesario
para que los microorganismos puedan sintetizar las membranas celulares.
Utilización de lípidos de la dieta por la glándula mamaria.
Aproximadamente el 50% de la grasa de la leche es tomada
directamente por la glándula mamaria del torrente sanguíneo. Estos ácidos grasos provienen de los quilomicrones formados durante el proceso de absorción.
Un incremento en ácidos grasos de cadena larga (mayor de 16 átomos de carbono)
en la dieta incrementa la secreción de estos en la leche, produciéndose una
inhibición parcial de la síntesis de ácidos grasos de cadena corta (menos de 16
átomos de carbono) en la glándula. Es por esto que cuando se genera una caída
de grasa en leche por falta de fibra efectiva, el suministro de grasa en la
dieta solo revierte esta situación en forma parcial.
El rol del hígado en la movilización de lípidos.
Durante períodos de subnutrición o en la primera fase de la
lactancia, la demanda de energía para mantenimiento y producción supera el
consumo de energía. Para compensar esta deficiencia se moviliza tejido
corporal, en gran medida lípidos (85%), con el objetivo de proveer de la
energía faltante. Los ácidos grasos provenientes de la hidrolisis de los
triglicéridos del adipocito son liberados al torrente sanguíneo. Esta
movilización proviene principalmente de la grasa subcutánea, abdominal y
perirrenal. Los ácidos grasos movilizados son tomados por el hígado, donde
pueden ser usados como fuente de energía o convertidos a cuerpos cetónicos y
liberados en sangre y utilizados como energía en otros tejidos. El hígado no
tiene una alta capacidad de síntesis y de exportación de grasas, por lo que
existe una gran movilización desde los adipocitos (gran pérdida de peso).
Cuando un exceso de ácidos grasos se deposita en el hígado como triglicéridos
dentro de las células hepáticas, se produce el denominado hígado graso. Esta
grasa depositada en el hígado favorece la aparición de enfermedades
metabólicas, especialmente en lactancia temprana.
Uso de lípidos en la alimentación de la vaca lechera.
Los lípidos se caracterizan por tener una concentración
energética mayor que los hidratos de carbono y las proteínas. Como regla tienen
2,25 veces más energía que los hidratos de carbono.
Además de su mayor concentración energética, se consideran
alimentos fríos ya que durante el proceso de digestión y metabolismo producen
menos calor que las proteínas y los hidratos de carbono. La utilización de
grasa en la alimentación podría traer una serie de beneficios:
-Un incremento en la densidad energética de la dieta,
importante durante la primera fase de la lactancia, cuando existe una
limitación al consumo.
-Se podría disminuir el uso de concentrados ricos en almidón
durante la primera fase de la lactancia, responsables de acidosis y de
problemas de consumo, cuando la relación grano forraje es muy alta.
-En zonas de mucho calor se podría disminuir el stress por
temperatura.
FUENTE: INTA. Nutrición animal aplicada.
Análisis de Cruz Alcides Alvarado Guerra.
IMAGEN: Propia de
No hay comentarios.:
Publicar un comentario